Por tanto, si nuestra intención es ir ampliando nuestro equipo fotográfico, deberemos tener claro el uso que vamos a dar a la lente que busquemos.
Si lo que deseamos es no tener que cargar con varios objetivos y no tener que cambiar de objetivo muchas veces, lo mejor es elegir un zoom que cubra una distancia focal grande. Esto abarca varias posibilidades, desde un gran angular hasta un teleobjetivo de 18-180 mm o un 28-200 mm, que nos servirá en casi todas las situaciones.

Si lo que hacemos son retratos o fotografías en las que nos acercamos más al motivo que queramos fotografiar, lo ideal es un teleobjetivo zoom de, por ejemplo 55-250 mm o un 70-300 mm. En este caso, hay que tener en cuenta que son más pesados por lo que es posible que necesitemos el apoyo de un trípode. No obstante, cada vez los hacen más compactos y ligeros.

Otra posibilidad es adquirir una focal fija que ofrece mayor calidad y nitidez de imagen que los zoom y se complementan estupendamente con el zoom que ya tengamos. Además, son muy ligeros, aunque menos versátiles y pueden resultar algo caros. No obstante, se recomiendan para obtener mejor encuadre y composición en las fotografías.

Por último, si buscamos grandes angulares y ojos de pez, habremos de rascarnos el bolsillo bastante más. El uso de éstos es menos habitual.

Un buen consejo a seguir es que si vamos a comprar un nuevo objetivo, deberíamos hacernos también con un filtro de calidad y un kit de limpieza para proteger el cristal y conseguir tomas buenas.